¿Te pueden despedir mientras estás de baja por enfermedad?

En todas las oficinas existe ese personaje que vive de reposo: que si una gripe mal curada, que si una uña encarnada, que si la alergia a los mariscos, que si la insolación del fin de semana, etc. Esa persona “viva” que, a pesar de estar siempre ausente cobra su sueldo cada quincena sin ningún problema. Algunos son verdaderamente enfermizos, otros sencillamente son descarados. Lo cierto es que los “reposeros” le cuestan mucho dinero a las empresas porque, según lo estipulan algunas leyes, las compañías deben permitir las ausencias por enfermedad de sus trabajadores.
Quien prolonga sus vacaciones o descansos a través del uso de reposos médicos tiende a ser una persona quejumbrosa, que siempre exhibe lo mala que es su suerte o que siempre tiene un achaque: eso le permite decir que está enfermo en cualquier momento sin que nadie sospeche nada. Parecía el crimen laboral perfecto.
Pero ahora hay malas noticias para los reposeros: hace una semana, en la sección jurídica de Expansion.com, apareció un artículo que expone cómo en España se podrá despedir a empleados que estén de baja por enfermedad.
La Sala de lo Social del Tribunal Supremo español declaró improcedente un reclamo de una trabajadora que fue despedida mientras se recuperaba de un infarto. La sentencia recuerda que “la enfermedad, desde una perspectiva estrictamente funcional de incapacidad para el trabajo, no es un factor discriminatorio en sentido estricto”, y también señala que en estos casos lo que existe es una “pérdida para la empresa de interés productivo en el trabajador”.
Así pues, se considera que los despidos en medio de una baja por enfermedad no vulneran derechos fundamentales del trabajador y se reconoce, más bien, que las empresas pueden encontrar poco atractivos, laboralmente hablando, a trabajadores enfermos pues ya no son productivos, razón por la cual no existiría impedimento alguno para despedirlos.
Esta decisión afecta, claro está, a todos los trabajadores, no sólo a aquellos que habitualmente abusan de sus derechos de incapacidad o baja por enfermedad, y en cierta medida, constituye un peligro para todos aquellos que tengan la mala fortuna de enfermarse.
¿Es justa una medida de esta naturaleza? ¿Acaso no tenemos derecho a enfermarnos? ¿O la decisión ayuda a evitar la plaga de empleados abusadores e hipocondríacos?

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